Es el mejor de los tiempos, es el peor de los tiempos. No hay palabras más aptas para cuando un equipo juega mal durante los primeros 55 minutos y medio, y luego se roba la victoria en tiempo extra, como lo hicieron los Jets el domingo en el Ford Field de Detroit.
Y después de este final fantástico, el vestuario de los Jets era un poco diferente a como pensé que sería. Para lo que estamos programados después de los partidos como ése –y Rex Ryan no fue quien inventó la frase– es para que el técnico y los jugadores digan: "No nos importa cómo ganamos. Ganamos. No vamos a devolver la victoria". Hubo algo de eso sin duda, y no hay nada de malo con ello.
Pero también había interrogantes grandes conectados a estas declaraciones de rutina. Varios jugadores hablaron de cuán exasperante han sido sus partidos recientes. Tal vez eso surgió de algo que Ryan le dijo a su equipo después del encuentro, o algo que agregó Mark Sánchez después durante un mensaje animado dirigido solo a los jugadores. O tal vez nació de cada jugador. Pero estaba allí, también.
"Me siento mejor que hace media hora", el profundo Jim Leonhard dijo del júbilo y alivio que palpitaba en el vestuario. "Cuando no juegas tu mejor fútbol y vas perdiendo, es frustrante en ese momento. Tienes que felicitar a nuestro equipo. Pero ahora lo siguiente es asegurarnos de que no nos metamos más en esas situaciones".
Para poner en contexto el triunfo milagroso de los Jets, es uno de solo 12 remontes de 10 puntos o más en el último cuarto en la historia del club. Y eso es algo bueno hasta donde llega.
"No sé en qué lugar se clasifica ésta en cuanto a remontes de los Jets", dijo el centro Nick Mangold el lunes en la tarde durante una rueda de prensa telefónica. "Pero lo que sí sé es que cuando salimos para jugar los últimos minutos, podías verlo en los ojos de todos: había una confianza, una expectativa de que completaríamos las jugadas para ganar el partido".
Así que, ¿dónde ponemos esta recuperación histórica? Ésa es una pregunta más difícil de contestar porque las otras 11 victorias abarcan una gama de situaciones. Algunas fueron contra equipos más complicados, algunas produjeron dos touchdowns en un lapso de tiempo mayor, y a la cabeza de la lista, el Milagro del Lunes por la Noche, que fue celebrado durante el medio tiempo del partido contra Minnesota. En realidad, los Jets remontaron más de 23 puntos contra Miami porque los Dolphins no dejaron de anotar puntos.
Pero un partido sobresale como comparable a la situación del domingo, y ése es el Partido Linterna de Wayne Chrebet en el 2000. Ese día los Jets se veían igual de impotentes como visitantes, abajo por 17-6 en Tampa Bay tarde en el cuarto tiempo. Restando 5:01 por jugar, los Jets tomaron control en su propia yarda 36 y avanzaron hasta el tiro anotador de 6 yardas de Vinny Testaverde a Curtis Martin justo después del aviso de los dos minutos que puso el marcador por 17-14.
E igual que los Lions el domingo, los Buccaneers parecían desenmarañarse. Dos jugadas más tarde, el corredor de fuerza de mano firme, Mike Alstott, perdió el balón y Victor Green lo recuperó. Dos jugadas más tarde, Martin disimuladamente se quitó su guante derecho sobre el césped del estadio Raymond James, tomó la entrega del balón de Testaverde, se abrió por su derecha, y conectó con Chrebet en la parte trasera de la zona de anotaciones para el touchdown de la victoria restando 52 segundos.
Esto es lo que quiero decir: La temporada 2000 tuvo muchos partidos como éste. Hubo la recuperación para batir a los Packers en Green Bay en el partido inaugural, entonces un remonte aún más espectacular fomentado por Chrebet para sacarse de la manga el partido del lunes por la noche en New England la próxima semana, entonces Tampa Bay, entonces Miami el lunes por la noche. Cada una de estas recuperaciones del cuarto tiempo fue aclamada por los jugadores y entrenadores como muestra de la adaptabilidad y fortaleza del equipo. Cualquiera de ellas era eso de veras.
Pero en resumidas cuentas, se trataba de un equipo que encaraba problemas, que permitía resultados demasiado apretados, que se dejaba abierto a una caída. Y eso fue lo que sucedió en la recta final cuando los Jets del 2000 pasaron de 9-4, a ley de una victoria para clasificarse a la postemporada, a 9-7, quedándose fuera tras perder los últimos tres partidos.
Estos Jets creen no solo que son adaptables, sino que tienen los jugadores, los entrenadores, la infraestructura y las cualidades intangibles para no temer a los caprichos del destino. Creo que están correctos, pero debemos ver en Cleveland si estas creencias están bien fundadas.