Tras una semana de intensas críticas, Mark Sánchez y los Jets hicieron algo que el club nunca había logrado: ganar en Pittsburgh. Tuvieron que batallar durante 60 minutos, sobrevivir otro final no apto para cardiacos y celebrar un partido completo y sin errores de balón, pero Sánchez y los Jets hicieron desaparecer las dudas y los interrogantes que surgieron durante la racha de dffos derrotas cuando vencieron a los Steelers en el Heinz Field por 22-17.
En una rivalidad que data desde 1970, los Jets habían perdido en Pittsburgh en siete visitas previas. De hecho, nunca habían ganado en el estado de Pensilvania, si se cuentan cuatros derrotas en Filadelfia. Esta vez, en un día helado, nevoso y ventoso, todo funcionó: el plan de juego, las decisiones de Sánchez bajo presión, los esquemas defensivos contra Ben Roethlisberger, un mariscal grande, fuerte y escurridizo, y sobre todo, la jugada de cuarto intento cuando los Jets perdían por siete en el tercer cuarto.
"Este equipo es fuerte", dijo el técnico Rex Ryan. "Estamos bregando con un poco de adversidad, pero nuestro equipo respondió. Es posible que esta victoria sorprenda a muchos, pero no nos sorprende a nosotros. Fue un triunfo muy luchado, como sabíamos que sería, pero estoy orgulloso de nuestros muchachos por conseguir la victoria. Los Jets de siempre: vamos a Pittsburgh y ganamos un partido".
La última oración fue un broma. Pero estos Jets no se parecen en nada a sus antecesores. Son un equipo con muchos recursos para ganar un partido apretado, en particular en el gallinero ajeno, donde han ganado seis de siete este año. El domingo se destacaron en los tres aspectos del juego, comenzando con los cuadros especiales y la devolución anotadora de 97 yardas de Brad Smith en el saque inicial, una fuga por la banda derecha en la cual nadie le puso un dedo. En cuestión de 12 segundos, los Jets abrieron el marcador y recuperaron la confianza que tanto les hizo falta en las últimas semanas.
El ataque brilló por la ausencia de faltas y el juego limpio de Sánchez, que a fuerza de lanzamientos cortos y rápidos, completó 19 de 29 para 170 yardas y cero tiros interceptados. Lució decidido y en control contra la defensa líder de la Liga en capturas. Solamente lo cazaron un vez, y cada vez que sintió presión, supo adónde correr y lanzar.
Y definieron el partido con garras de acero en una jugada de cuarto y uno en la yarda siete de los Steelers cuando perdían por 17-10 en el tercer cuarto. En realidad, era menos de media yarda, pero como quiera los Jets se la iban a jugar. Se alinearon en formación de fuerza, con tres alas cerradas y dos corredores en fila india, claramente con intención de atacar el centro. Sánchez hizo un amague tan bueno a Shonn Greene que hasta los locutores se comieron la finta. Mientras la defensa entera de Pittsburgh saltaba sobre Greene, Sánchez corría desmarcado e ignorado por la izquierda para ingresar en la zona de anotaciones de pie y empatar el partido a 17 restando 5:14 en el periodo. Fue el tercer touchdown por tierra de Sánchez de la campaña, y más importante aún, el primer touchdown del cuadro ofensivo tras 11 periodos sin llegar a la tierra prometida.
"Ensayamos esa jugada contra nuestra defensa", dijo Sánchez. "Tomó (a los Steelers) por sorpresa. Fue una gran jugada en el momento indicado. Una buena por parte Schotty (el coordinador ofensivo Brian Schottenheimer)".
Los Jets sentenciaron la victoria en el cuarto tiempo con el segundo gol de campo de Nick Folk; el safety del apoyador Jason Taylor, quién cazó al corredor Mewelde Moore en la zona de anotaciones, y una defensa heroica en los últimos 2:08 encabezada por el esquinero Drew Coleman, el autor de dos de las tres capturas de los Jets.
Coleman y sus compañeros tuvieron fajarse porque Roethlisberger, que completó 23 de 44 lanzamientos para 264 yardas y un touchdown, llevó a su equipo de la yarda 8 de Pittsburgh a la 10 de los Jets en esos 128 segundos finales. Cuando picó el balón intencionalmente para frenar el reloj con 9 segundos por jugar, quedó tiempo para dos jugadas más. Dos veces los Jets pidieron tiempo muerto para organizar su defensa, y dos veces adivinaron correctamente. En lugar de presionar a Roethlisberger, jugaron ocho atrás, tapando todos los espacios en la zona de anotaciones. Roethlisberger tiró primero al fondo y luego a la banda izquierda. Y cada vez el esquinero suplente Marquice Cole metió la mano en el último instante para desviar el balón o estorbar al receptor, asegurando de manera dramática una histórica victoria.
Sí, pocos creyeron que los Jets eran capaz de triunfar en Pittsburgh. Pero ahora suman 10 victorias en una temporada por primera vez desde el 2006 y por décima vez en su historia. Y a un paso de la clasificación. Garras de acero.
Notas del partido
Braylon Edwards encabezó a los Jets con ocho recepciones para 100 yardas, su mejor rendimiento este año y su 14.º partido de 100 yardas de su carrera… Santonio Holmes agregó seis recepciones para 40 yardas en su retorno a Pittsburgh tras el traspaso del verano pasado.
Smith es el tercer especialista de devoluciones en la historia de los Jets en abrir un partido con un touchdown. Los otros fueron Bobby Humphery en Cincinnati en 1986 y Leon Washington contra los Redskins en el 2007. Fue la segunda devolución anotadora de Smith del año y la tercera de su carrera. Mientras tanto, los Jets suman 14 devoluciones de saques para touchdown desde el 2001, el mayor número de la Liga.
Tras 12 temporadas sin marcar un safety, los Jets tiene ahora dos en cuatro partidos. Trevor Pryce logró el primero de la temporada cuando cazó al mariscal Carson Palmer de Cincinnati en el partido del Día de Acción de Gracias.
Rashard Mendenhall, que ganó precisamente 100 yardas en 17 acarreos, se convirtió en el segundo corredor rival en sumar 100 yardas en un partido de Liga en las dos temporadas de Ryan al mando de los Jets. El primero fue Maurice Jones-Drew de Jacksonville el año pasado… Pero los Jets se desquitaron al ganar 106 yardas por tierra, la mayor cantidad de año contra la defensa líder de la Liga. Antes del domingo, los Steelers habían permitido apenas 60.1 yardas por tierra por partido, un promedio récord en la época moderna del fútbol americano.