Visitar a la Casa Blanca no es cosa de todos los día. Y menos que te invité el presidente mismo.
Pero ahí estaban Mark Sánchez, el mariscal de los Jets, y D'Brickashaw Ferguson, el tackle ofensivo, el miércoles por la noche en una de las direcciones más exclusivas del mundo, el 1600 de la avenida Pensilvania, dos de los invitados a la cena de Estado que el presidente Obama y la Primera Dama celebraron en honor del presidente de México, Felipe Calderón Hinojosa, y su esposa Margarita Zavala en el Cuarto Este de la Casa Blanca.
"Fue una gran experiencia, algo que nunca olvidaré", dijo Sánchez el día siguiente tras una cena que incluyó ceviche de opah hawaiano en hierbas verdes y filete de Wagyu de Oregón con mole negro oaxaqueño. "Guardé como recuerdo el menú y la etiqueta con mi nombre. Fue algo muy nítido".
Sánchez contestó con levedad cuando le preguntaron por qué se llevó a Ferguson como su pareja.
"A Brick le encanta la política, más tiene pinta de gobernador; definitivamente podría ser un gobernador o algo por el estilo", dijo Sánchez. "Me pareció apropiado llevar a un compañero de equipo y a alguien que tuviera interés. Definitivamente tenía interés, y lo disfrutó mucho".
Pero de todos los jugadores en la línea ofensiva, ¿por qué Brick específicamente?
"Porque soy su tackle izquierdo. Me gano la vida protegiendo a Mark Sánchez", respondió Ferguson después del tercer entrenamiento obligatorio (OTA) de la primavera. "Es lo que hago. Tenemos una gran relación dentro y fuera del campo de juego".
Antes de volar a la capital estadounidense, Sánchez y Ferguson asistieron al torneo de golf organizado por el guardia Brandon Moore a beneficio de la fundación Jack & Jill Late Stage Cancer, que le ofrece a los pacientes de cáncer avanzado y a sus hijos la oportunidad de disfrutar juntos momentos memorables.
"Es la época del año cuando hay muchas actividades a beneficio de obras caritativas y cuando ayudas a otros jugadores en el equipo. Y cada vez que asistes a uno de estos eventos, te das cuenta de cuán afortunado eres", dijo Sánchez. "Conoces a jóvenes con cáncer terminal que en un día bueno tienen la oportunidad de conocer a los New York Jets. Te enredas tanto en tu día ajetreado, en tus entrenamientos obligatorios, en tu rehabilitación, y de verdad que nada de esto importa; es insignificante. Hay asuntos de mayor importancia en el mundo, y ésta es la época del año en que te das cuenta".
Debió haber sido un momento irreal para Sánchez cuando la Primera Dama de México sacó una camiseta con el n.º 6 durante el periodo en que los jefes de Estado recibieron a sus invitados.
"Fue bien gracioso, porque sacó de su bolso una camiseta con mi nombre", dijo Sánchez, de 23 años. "Todos estaban bien sorprendidos, pero fue algo especial".
Ferguson dijo que no regresó a su casa hasta las 3 a. m. del jueves. Pero ninguno de los dos jugadores confesó estar agotado. Fue una noche inolvidable que concluyó con un concierto protagonizado por Beyoncé y por Rodrigo y Gabriela bajo una carpa en el Jardín Sur.
"Beyoncé se la comió. Fue increíble. Nunca había escuchado algo parecido. Y Jay-Z también estuvo presente", dijo Sánchez. "Además tocaron Rodrigo y Gabriela, dos guitarristas talentosos. Fue nítido. Con un montaje hermoso".
Ferguson intentó de convencer al Presidente Obama, quien fue organizador comunitario en Chicago y senador estatal de Illinois antes de ser elegido al Senado de Estados Unidos, que cambiara su posición sobre un tema importante. Lamentablemente para Ferguson, perdió el debate.
"Intenté convencer al Presidente Obama de que cambiara a los Jets", dijo Ferguson. "Pero no me hizo caso. Es un hincha acérrimo de los Chicago Bears".
Los Jets han hecho claro que su objetivo es ganar el Súper Bowl. Cuando el club contrató a Rex Ryan en febrero del 2009, éste declaró públicamente que él y el equipo tendrían pronto la oportunidad de conocer al Presidente Obama. Dos de sus jugadores ya han cumplido con la promesa. Sánchez dijo que ahora espera volver tras la próxima temporada.
"Ése fue mi estado de ánimo durante casi toda la noche", dijo. "Al mismo tiempo que intentaba disfrutar de todo y quedarme con la servilleta que me dieron con el sello de Estados Unidos, estaba inspeccionando el territorio. 'Vamos a volver en febrero'. Es lo que se me quedó grabado en la mente. Sabemos adonde ir. Podríamos conducir una gira para el resto del equipo ahora".