Diez años después del día más trágico en la historia de Estados Unidos y su ciudad más reconocida, casi 80,000 espectadores se darán cita en el estadio MetLife para conmemorar el pasado y celebrar el presente durante el partido de apertura 2011 entre los Jets y los Dallas Cowboys el domingo por la noche a pocas millas de la Zona Cero.
"Creo que la afición sentirá pena en su corazón, pero creo también que estarán entusiasmados y alborotados", dijo Vinnie Testaverde, exmariscal de los Jets. "Los jugadores sentirán su pasión".
Firmes en su convicción
En las horas y los días inmediatamente posteriores al 11 de septiembre del 2001, los Jets sintieron el dolor agudo y profundo de la afición. Testaverde, que nació en Elmont, Nueva York, y algunos de sus compañeros de equipo fueron firmes en su convicción de no jugar el próximo partido contra los Oakland Raiders, cinco días más tarde.
"Algunos de nosotros nos pusimos de pie y les dijimos a nuestros compañeros: 'Creo que sería un error jugar esta semana y necesitamos ser firmes como equipo'. Y fue lo que hicimos. Creo que la Liga tomó la decisión correcta al aplazar los partidos de esa semana", dijo Testaverde. "Creo que era un momento en que todo el mundo necesitaba tiempo para sanar, para poner el fútbol a un lado por una semana y volver a él en el momento apropiado".
Los ataques terroristas del 11 de septiembre sucedieron en un martes, el día libre habitual de los jugadores durante la temporada de la NFL. El domingo anterior, los Jets habían perdido su partido inaugural de la campaña en el antiguo estadio de los Meadowlands ante los Colts por 45-24. Cuando el equipo se reunió el miércoles en el pabellón Weeb Ewbank en la Universidad de Hofstra para el primer día de preparación antes del encuentro contra los Raiders, llegaron con los corazones rotos y las mentes distraídas.
"Tuvimos una reunión de los jugadores y Vinny se puso de pie antes ellos y dijo que si el equipo tomaba la decisión de jugar, él no iba a jugar y que tendrían que viajar sin él", dijo Kevin Mawae, entonces el centro de los Jets. "Decidimos como equipo tomar un voto secreto. Cada hombre aceptó una papeleta, tomó un voto y la decisión de no jugar fue unánime".
Irónicamente, los Jets salieron al campo para comenzar el entrenamiento del miércoles, pero Herman Edwards, en su primer año como director técnico, puso fin a la práctica tras 45 minutos.
"Le dijimos a Herm que podía llamar al comisionado [Paul Tagliabue] y decirle que no iba a importar su decisión, ya fuese que jugáramos o no, porque los Jets no iban a jugar fútbol esa semana", dijo Mawae.
"Le dejamos saber al Sr. [Woody] Johnson que no había manera de que este equipo estuviese listo para jugar, y era lo mismo que sentía como técnico", dijo Edwards. "Sentí que todo estaba sucediendo demasiado rápido, demasiado temprano y que necesitábamos tiempo para reflexionar sobre la situación que acababa de suceder".
Tiempo para sanar
Terry Bradway, en su primer año como gerente del club, llamó a la NFL y le dijo a un directivo de la Liga de alto rango que los Jets no jugarían aun si la Liga insistía continuar con el calendario.
"Sencillamente le dije que no sabía qué decisión iban a tomar y que iba a respetar la que fuese. Pero como equipo habíamos decidido que si iban a jugar partidos, nosotros no jugaríamos y si era necesario, aceptaríamos una derrota", dijo Bradway. "Nuestros jugadores no estaban en el estado de ánimo para jugar".
Testaverde, cuyo difunto padre Al era cantero y había trabajado en algunos de los edificios más altos de la ciudad de Nueva York, entre ellos las Torres Gemelas, no podía concentrarse en el fútbol. Tampoco sus compañeros. Sencillamente no era el momento para jugar.
Testaverde lo recuerda como un día triste y un momento penoso cuando visitó la Zona Cero cuatro días después de los ataques terroristas. Caminó entre los equipos de rescate, los bomberos, los policías y los trabajadores siderúrgicos, y todo lo que vio fue gente intentando desesperadamente salvar vidas entres las ruinas y los escombros.
"Sé que mucha gente se hubiese enfadado si hubiésemos jugado un partido inmediatamente después del 11 de septiembre", dijo. "Creo que era mi deber como figura en el ámbito público, como el mariscal de los Jets, tomar la iniciativa y decir: 'No es lo correcto'. Gente con quienes tenemos relaciones estrechas, comunidades muy apegadas, han perdido a seres queridos y necesitan sanar'. Me sentí bien haciendo eso".
Testaverde regresó de su visita a la Zona Cero con un pedazo de concreto que les mostró a sus compañeros de equipo. Entonces, una semana más tarde, el 18 de septiembre, los Jets tomaron unos autobuses y viajaron a la ciudad para darles la mano y su apoyo a los trabajadores de rescate.
"Estábamos listo para ir y ayudar con la limpieza", dijo Bob Sutton, ayudante principal del coordinador defensivo y el entrenador de los apoyadores que comienza su 12.ª temporada con el club. "Llegamos ahí y recuerdo que no pudimos pasar. Habían encontrado algo más en los escombros y no querían que ingresáramos a la zona. Terminamos cargando camiones con agua, comida, etc. para todos los que estaban ayudando con la limpieza. No recuerdo qué fue lo que hizo que prohibieran nuestra entrada, pero sí recuerdo que teníamos puestas nuestras máscaras y todo lo demás. De verdad fue una experiencia única".
Orgullo y unidad
Los Jets y el resto de la NFL reanudaron la temporada el 23 de septiembre del 2001. Dentro del vestuario del equipo visitante en el antiguo estadio Foxboro habían impreso en un póster los nombres de los policías y los bomberos que habían desaparecido el 11 de septiembre. La lista de 23 policías incluía a Ronald Kloepfer, compañero de Testaverde en el equipo de fútbol americano del colegio secundario Sewanhaka en Long Island.
"Estábamos preparándonos para jugar contra los Patriots y restaban un par de horas antes del comienzo del partido", dijo Testaverde. "Me acerco a uno de los posters en que imprimieron los nombres de algunos de los bomberos que perdieron la vida y resulta que un amigo con quien cursé el colegio secundario era uno de ellos. Y no lo sabía. Me afectó mucho un par de horas antes del partido. Jugué ese día para él".
Los Jets, luciendo las gorras del FDNY y el NYPD, los departamentos de bomberos y de policías, respectivamente, de Nueva York, vencieron a los Patriots por 10-3 en un partido en que Testaverde recuerda que "los muchachos dieron todo lo que tenían, pero sin el enfoque y la concentración habitual".
Pero ninguno de los jugadores ese domingo olvidará el recibimiento que los espectadores les dieron a ambos equipos cuando ingresaron al campo, especialmente durante el himno nacional.
"Fue uno de esos momentos en los que sientes gran orgullo y de verdad palpita la unidad", dijo Sutton, que trabajó durante casi dos décadas como entrenador y director técnico en West Point, la academia militar de Estados Unidos. "Y no solamente en tu equipo, sino también en los Patriots, en nosotros, en todos los presentes. Fue algo mayor que el partido, y hasta el momento en que pateamos el balón por primera vez y comenzamos el encuentro, tu mente y tus emociones estaban en otros lugares. Creo que una vez que el partido comenzó, nos sumergimos en nuestro mundo y nos apartamos de la realidad que estaba a nuestro alrededor y celebramos un partido".
Tributo al público
Todos podrán escaparse de la realidad y sumergirse nuevamente en su propio mundo del fútbol americano cuando la temporada inaugure en Nueva York y el resto del país este domingo. Aunque el país y la ciudad se levantaron de la lona tras de la tragedia del 11 de septiembre, según el informe de la Comisión 11 de septiembre, más de 2,750 personas perdieron la vida en Nueva York junto con otros 125 en el Pentágono y 44 más en el vuelo 93 de United Airlines.
La frase "Nunca lo olvidaremos" es ahora parte de la conciencia y el argot nacional. Y el domingo los fallecidos y sus familias serán reconocidos una vez más . La afición de los Jets y el club intentarán representar a Nueva York de la manera debida.
"Creo que todos pensamos que íbamos a estar aquí en Nueva York", dijo Sutton cuando le preguntaron sobre el partido de apertura del 2011. "Mi primer pensamiento fue: 'Hombre, ¡será un partidazo!'. Generará enorme emoción. Representar a la NFL en esa noche aquí en Nueva York será especial para todos lo que estén presentes".
Parece increíble que una década haya pasado desde el 11 de septiembre del 2001. Parece como si fuera ayer y muchos siguen sintiendo un dolor persistente. Cuando pierdes a un familiar, a un amigo o a un compañero de trabajo, nada se siente igual o completo.
"Mucha gente buena perdió su vida y mucha gente valiente aportó a la búsqueda y el rescate de las víctimas", dijo Bradway, que ahora trabaja como ejecutivo principal de personal del club. "Creo que es muy importante que nunca olvidemos a esa gente y que nos inspiremos en ellos para hacer lo que hacemos".
Tras la comida anual para celebrar el comienzo de la temporada, el técnico Rex Ryan llevó a sus jugadores por autobús a la Zona Cero para una visita emotiva. Están reconstruyendo la zona con un monumento y un museo dedicado al 11 de septiembre, la torre de la Libertad (One Trade Center) y un centro de transportación urbana, y los Jets se sintieron afortunados de poder presenciar parte del progreso.
"Su significado es tan diferente", dijo Ryan acerca de ser el técnico de un equipo neoyorquino en un partido que se celebra en el 10.º aniversario del 11 de septiembre. "Es una sensación más fuerte que lo que he sentido anteriormente. Siento más presión que en cualquier otro partido en que he sido entrenador".
Sí, es un encuentro único, irrepetible. Los Jets volverán a ponerse las gorras del FDNY y del NYPD y seguramente la sensación de ser el equipo de casa será como nunca antes.
"Me hubiese sorprendido si Rex se sintiera de cualquier otra manera, porque es un gran tributo a la gente que falleció", dijo Bradway. "Sé que Rex dijo eso y no me sorprendió nada en lo absoluto, y estoy seguro de que nuestros jugadores se sienten igual".